La importancia de prevenir la explotación del medio ambiente en contextos de guerra y conflictos armados ha sido una preocupación históricamente subestimada. Los impactos adversos que estos conflictos generan en el entorno natural, como la contaminación del agua, la devastación de cultivos y bosques, así como la explotación indiscriminada de recursos naturales, son evidentes ejemplos de esta problemática [1].
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), al menos el 40% de los conflictos internos registrados en los últimos 60 años están vinculados a la explotación de recursos naturales. Esto abarca tanto aquellos de "gran valor", como la madera, los diamantes, el oro, los minerales o el petróleo, como los recursos escasos, la tierra fértil y el agua. Además, se ha identificado que el riesgo de recaída en este tipo de conflictos relacionados con recursos naturales es el doble en comparación con otros casos [1].
Para concienciar sobre esta problemática, la Asamblea General de la ONU designó el 6 de noviembre de 2001 como el Día Internacional para la prevención de la explotación del medio ambiente en la guerra y los conflictos armados, a través de su resolución 56/4.
En respuesta a este desafío, la ONU ha establecido alianzas y programas clave. Uno de ellos es la Alianza entre la ONU y la Unión Europea sobre recursos naturales, conflictos y paz, que reúne a agencias como el PNUMA y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Otro programa destacado es el de Investigación sobre la Consolidación de la Paz y Recursos Naturales, que recopila lecciones aprendidas y buenas prácticas. Además, la Alianza de la ONU sobre la Mujer y Recursos Naturales en la Consolidación de la Paz busca comprender y promover la igualdad de género en la gestión sostenible de los recursos en zonas de conflicto [1].
En el caso de América Latina y el Caribe se debe considerar la importancia de tomar acciones para la prevención de la explotación del medio ambiente en los conflictos armados; dada la gran cantidad de este tipo de conflictos que se producen en la región. Países como Colombia, El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Perú han experimentado guerras civiles y enfrentamientos prolongados que han tenido un profundo impacto en sus sociedades y en el medio ambiente [2].
Por esta razón, el Parlamento Andino se une a esta causa con el objetivo de prevenir la explotación del medio ambiente en la guerra y los conflictos armados, poniendo a disposición el Marco Normativo sobre el cambio climático. Un marco que abarca recomendaciones y mejores prácticas a nivel local, nacional, regional e internacional, con el propósito de promover la colaboración regional en situaciones críticas para el medio ambiente.
Referencias.
[1] United Nations. (s. f.-b). Día para la Prevención de la explotación del medio Ambiente en la guerra y los conflictos armados ES | Naciones Unidas. https://www.un.org/es/observances/environment-in-war-protection-day
[2] United Nations. (s. f.-c). El legado del conflicto armado en la paz y el desarrollo duraderos de América Latina | Naciones Unidas. https://www.un.org/es/chronicle/article/el-legado-del-conflicto-armado-en-la-paz-y-el-desarrollo-duraderos-de-america-latina